18/04/11
La práctica musical en la Semana Santa gaditana
Javier Orellana
Al hablar de Semana Santa, nuestra mente evoca calles inundadas de penitentes, cera, incienso y por supuesto, música. Las Imágenes, custodiadas en iglesias y capillas salen a la calle convirtiéndola en un gran templo, donde la música procesional cobra un protagonismo tal, que no podemos imaginar esta festividad sin ella.
Con la celebración de la Missa in coena Domini (Rememoración de la Última Cena) la tarde del Jueves Santo, comienza el Triduo Pascual. Tras ésta, el luto cubre los sonidos: Tambores destemplados, campanas mudas y el órgano, instrumento privilegiado de la Iglesia, espera su momento hasta el Domingo de Resurrección. Aunque estas prohibiciones se mantuvieron estrictamente, no faltaron en pleno barroco gaditano composiciones vocales con violines, trompas y oboes que, pese a su virtuosismo, justificaban su participación como mero complemento a la palabra cantada. Todos estos “abusos” fueron objeto de las reformas que llevó a cabo San Pio X hace un siglo sobre la música sacra, restaurando el empleo de la voz como único instrumento permitido.
Dentro del Triduo sacro, llaman poderosamente la atención los oficios de tinieblas, centrados en los maitines (medianoche). Pese a la intempestiva hora, estos oficios en nuestra Catedral eran todo un acontecimiento. Cánticos y responsorios daban paso -al finalizar cada parte del Oficio- a la extinción de una luz de las quince que tenía el tenebrario (un enorme candelabro que se conserva en la cripta de nuestra Catedral) hasta quedar solamente una vela encendida durante la vigilia de Pascua, esperando al estallido de júbilo del Domingo de Resurrección.
Dentro del Triduo pascual católico, una parte indispensable es el relato de la Pasión. La tradición católica reserva para la tarde del Viernes Santo el relato de San Juan, optándose generalmente el Domingo de Ramos por la Pasión según San Mateo. En la Pasión, celebrante y ministros encarnan a Jesús y al cronista, quien narra la historia. Todo era recitado en gregoriano, mientras que los papeles de muchedumbre solían ser interpretados en estilo polifónico por la capilla musical.
La Pasión supone la primera interpretación del Drama litúrgico sacro, de tal importancia que dará origen incluso a representaciones escénicas profanas como la ópera.
Poco a poco la música en los Cultos de Semana Santa va cobrando el protagonismo perdido, merced al rico patrimonio que nuestra ciudad atesora y que poco a poco se está recuperando y poniendo en valor.
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